Esta semana recibí la noticia de que una persona que amo con todo mi corazón está enferma.
Esta noticia me ha consumido mi mente y energía haciéndome sentir una presión en el pecho, un nudo en la garganta y con los sentimientos a flor de piel.
Anoche me dormí pensando en todas las posibilidades que se tienen sobre la enfermedad, la duración de su vida y cómo será mi vida y de quien la rodeamos durante esta etapa, y fue entonces cuando recordé una enseñanza de un tío muy querido que acaba de fallecer.
Este tío querido en alguna ocasión nos platicó consternado sobre la salud de su hermano y de su deseo de hacer las paces con él ya que, las cosas que los doctores le hacían y decían, el dolor físico y emocional que sufría él y quienes lo querían hacían parecer que no terminaba el año, y sin embargo, nadie se esperaba que ese hermano al final de cuentas enterrara a mi tío querido el cual se encontraba sano.
La enseñanza que puedo tomar sobre estas dos situaciones es que no podemos controlar la vida, la enfermedad o la muerte, eso es parte de Dios y el universo y solo a él le tocará preocuparse u ocuparse de eso. Lo que a nosotros si nos involucra es el estar bien con nosotros mismos y con quien nos rodea SIEMPRE.
El estar bien contigo mismo y con quien te rodea te puedo sonar trillado o en algunas ocasiones difícil de obtener, en lo personal te recomiendo darte un tiempo, 15 minutos por ejemplo, ¿cómo?, levántate 20 minutos antes, te quitas lo modorro en 5 minutos y después escribe, piensa, analiza, obsérvate en el espejo, sonríete a ti mismo o imagínate dónde quieres estar, en realidad no importa lo que hagas, siempre y cuando te des cuenta que para ser el mejor solo hay que serlo.